El origen de estas figuras ocurrió en una mañana de desayuno en la EOI (Escuela de Organización Industrial) cuando disfrutaba de una deliciosa arepa colombiana la cual mi esposa me había envuelto en papel aluminio. Mientras la comía, cogí el papel y me puse a jugar con él, después de moldear y moldear y terminé haciendo una figura.
En los días siguientes, el juego se convirtió en una especie de reto personal de creatividad, cambiando mi ritual de desayuno a la generación de una figura que debía hacerse rápidamente (no más de 10 minutos), durante el desayuno, sin planificación previa de qué iba a realizar y que mis compañeros de digital intentaban identificar.
Una de las primeras cosas que observé fue que la realización de las dos primeras fue más difícil. Me tuve que dejar llevar como un niño cuando juega con plastilina, romper la barrera de la edad mental, no sólo por mi, sino por los que me veían jugar con el papel. Los adultos dejamos muy de lado la imaginación y la creatividad y nos dejamos absorber por la monotonía del día a día y los asuntos que llamamos “serios”.
No todos los días salieron figuras “interesantes”, me di cuenta que ciertos días era más dificil porque algún asunto laboral o personal no dejaba aflorar la imaginación. Luchar por sacar mi creatividad a flote fue un gran ejercicio de paciencia y esfuerzo mental.
Igualmente, me dí cuenta que aunque muchas de las figuras son simples, el iniciarlas desde cero con un límite de tiempo exigía una liberación mental y debía dejar a mi imaginación y mis manos trabajar casi sin pensar. Al finalizar, una gran satisfacción interior era el premio a este ejercicio y a partir de ahí el día comenzaba con el ánimo mucho más intenso.
Espero que disfruten o aprecien algunas de estas figuras, y si no, en todo caso, invito a que saquen algunos minutos cada día para la creatividad